Las uñas saludables son lisas, sin marcas ni surcos. Tienen un color y una consistencia uniformes, sin manchas ni decoloración.
Aunque la mayoría de afecciones ungueales se pueden evitar con un cuidado adecuado, hay algunas otras que pueden indicar una afección no diagnosticada que requiera atención.
Ejemplo de esto pueden ser cambios repentinos en el color o forma de la uña, una separación de la uña de la piel que la rodea, o un sangrado recurrente alrededor de las uñas.
Las lesiones se pueden producir por diversas causas, predominando los traumatismos , los lavados continuos con detergentes agresivos, las manicuras, las deficiencias nutricionales y el envejecimiento. Como consecuencia de ello, la uña se modifica, es decir, cambia de consistencia, de color, de forma y de superficie.
Se aconseja al paciente mantener las uñas secas y limpias en todo momento con el fin de evitar el crecimiento de bacterias debajo de las uñas.
Comentarios (0)