Aunque no lo creamos, nuestras uñas constituyen una estructura realmente importante dentro de nuestro organismo. Se puede definir como un conjunto de células muertas formadas principalmente  de una proteína denominada «queratina», caracterizada por su alta dureza y consistencia debido a las abundantes uniones laterales de sus aminoácidos) mediante diversos enlaces químicos.

¿De qué están compuestas nuestras uñas?

Su composición es realmente variable, pero encontramos en ellas principalmente agua, lípidos, vitaminas y minerales.

Posee principalmente entre un 7 y 16% de agua. Por debajo de esa cifra, puede producir diversos problemas de fragilidad y rotura,  y un valor cercano al 30% ablanda la uña.

Dentro de los minerales, encontramos principalmente el calcio , en un 0,2%, con capacidad para precipitar proteínas, y el hierro, cuya concentración disminuye con la edad.

Los lípidos están presentes en poca cantidad (0,5 - 0,7%), siendo el más importante el colesterol y ciertos ácidos grasos saturados e insaturados.

Las vitaminas A y B también se encuentran en la composición de la uña ya que es importante para su metabolismo.

¿Cuánto pueden crecer nuestras uñas?

Aunque con frecuencia las descuidamos, la verdad es que no para de crecer, y su velocidad de crecimiento se estima en torno al 0,1 mm/día. Eso sí, no es un crecimiento del todo constante, ya que se ha demostrado que crece más rápido durante el verano y más durante el día  que por la noche. También crece más deprisa en bebés y niños que en adultos.

¿Cómo saber si el estado de mis uñas es el correcto?

Las uñas saludables son lisas, sin marcas ni surcos. Tienen un color y una consistencia uniformes, sin manchas ni decoloración.

Aunque la mayoría de afecciones ungueales se pueden evitar con un cuidado adecuado, hay algunas otras que  pueden indicar una afección no diagnosticada que requiera atención.

Ejemplo de esto pueden ser cambios repentinos en el color o forma de la uña, una separación de la uña de la piel que la rodea, o un sangrado recurrente alrededor de las uñas.

Las lesiones se pueden producir por diversas causas, predominando los traumatismos , los lavados continuos con detergentes agresivos, las manicuras, las deficiencias nutricionales y el envejecimiento. Como consecuencia de ello, la uña se modifica, es decir, cambia de consistencia, de color, de forma y de superficie.

Se aconseja al paciente mantener las uñas secas y limpias en todo momento con el fin de evitar el crecimiento de bacterias debajo de las uñas.

El contacto repetido o prolongado con el agua puede contribuir a que se partan las uñas. Se recomienda el uso de guantes cuando se esté en contacto con productos químicos fuertes.

Trata de practicar una buena higiene de uñas. Usa unas tijeras de manicura afiladas o un cortauñas. Córtate las uñas en línea recta y luego redondea las puntas en una curva suave.

Usa crema humectante. Cuando uses loción para manos, frótala también en las uñas y las cutículas.

Aplica una capa protectora de refuerzo para tus uñas. La aplicación de un endurecedor de uñas puede ayudar y aumentar la resistencia de la lámina ungueal al agrietamiento, laminado y fracturación. Se componen principalmente de sales astringentes solubles en agua; como pueden ser las sales de aluminio y de zinc. En la farmacia puedes encontrar varios modelos que se ajustan a cualquiera de tus necesidades.

¡No te muerdas las uñas!

Con este habitual gesto, que diariamente hacemos casi de forma inconsciente, acabas dañando y perjudicando tu lecho ungueal, y estás permitiendo el ingreso continuado de posibles hongos y bacterias que probablemente desemboque en una posterior infección.

Además, intenta no quitarte los padrastros. Sabemos que es demasiado tentador, pero es posible que te arranques tejido vivo junto con el padrastro, y seguramente acabe irritándose esa porción de piel.

No uses productos fuertes de cuidado para uñas. Limita el uso de quitaesmalte. Cuando uses quitaesmalte, intenta elegir una fórmula sin acetona.

Tratamiento de las cutícula

Las cutículas se forman en la base de la uña, donde la piel se cornifica al acumularse células muertas. Se suelen usar preparaciones líquidas, emulsiones o cremas con hidróxidos alcalinos, que eliminen la piel seca que forman las cutículas. Además, se añaden humectantes para disminuir la irritación alcalina, y gomas o hidrocoloides para obtener la consistencia final deseada. Antes de su aplicación se debe reblandecer la cutícula sumergiendo las uñas en agua jabonosa secándolas bien. .

Otro tipo de tratamiento son los preparados que ablandan la cutícula para poder eliminarla más fácilmente, de forma mecánica, con sales de amonio cuaternario y urea, emolientes (miristato de isopropilo, lanolinas) y reguladores de la viscosidad (hidroxietilcelulosa).

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